En el marco de la constante preocupación del rescate del patrimonio cultural institucional, el Museo Histórico y Militar (MHM) realizó la restauración del óleo de Javiera Carrera, obra emblemática perteneciente a la Colección Pictórica del Ejército, ubicada en la Escuela Militar y que anteriormente había acompañado a quienes fueron parte de la Escuela del Servicio Auxiliar Femenino (ESAFE), ubicada en Guayacán.

La Conservadora-Restauradora de Pintura del MHM, Daniela López P., estuvo a cargo de la restauración de dicha obra.

El óleo fue sometido en primera instancia a una exhaustiva investigación para determinar la materialidad de la obra, su autor, trazabilidad y las intervenciones que ha sufrido a través del tiempo para poder restaurarlo.

Luego, se realizaron análisis científicos; reflectografía, estudio de estratos sustentados, en los que se descubrió un texto al reverso de la obra que se lee: “Doña Javiera Carrera de una antigua pintura que salía en una postal”. A partir de esto se pudo determinar que la obra en la que el autor se inspiró corresponde a un óleo del Museo Nacional de Artes Decorativas de Buenos Aires, Argentina, el que muestra a Javiera Carrera más joven y en tonos más fríos que la copia restaurada. Además, por medio de esta investigación, se descubrió que existe una fotografía en blanco y negro del óleo en la Biblioteca Nacional de nuestro país.

La obra, que llegó para ser restaurada, tenía varias intervenciones previas en la parte superior e inferior del óleo; afortunadamente, la firma no estaba intervenida del todo, por lo que se pudo determinar que Alberto Sartori era el nombre del autor, el que aún se está investigando su trayectoria como artista.

En la sección de los ojos y parte del rostro de Javiera Carrera se procedió a una limpieza con productos inocuos para no dañar la obra ya intervenida en esta zona y, a continuación, se extrajo el barniz en la totalidad con una solución química muy suave para no intervenir las capas sustentadas del estrato pictórico. Posteriormente, se consolidaron los desprendimientos que nacieron a partir de las craqueladuras.

Luego, el proceso continuó con la humectación del óleo para devolver los aglutinantes que se habían perdido en la capa pictórica, para finalizar con la aplicación de un barniz de retoque con el propósito de separar el original de las intervenciones al reintegrar cromáticamente en forma local. El paso final del procedimiento consistió en sellar con un barniz final de protección.

Respecto al marco que llegó dañado, se efectuó un proceso de restauración a cargo de la escultora del MHM, Eugenia González P., que consistió en la confección de moldes de caucho para completar la pérdida que había en el marco e intervenciones que no correspondían a metodologías de restauración. A continuación, se realizó la restitución de los positivos en yeso conseguidos con los moldes para posteriormente proceder a la reintegración cromática de los mismos. Al analizar la pieza también se encontraron algunas zonas con pan de oro original, por lo que a través de una solución química se volvió al color dorado inicial.

Por Marcia González, periodista del MHM.