El patrimonio del General Bernardo O’Higgins Riquelme se mantiene presente en el país. Ya sea en su gente, en los símbolos patrios o en las obras que generó durante su mandato. Lo cierto es que existen elementos que pertenecieron a él en vida y que son preservados hasta la actualidad.

El Museo Histórico y Militar (MHM) es el custodio de estos objetos, los que fueron testigos de la lucha independista del prócer de la Patria. Chillanejo de origen humilde, posteriormente pudo continuar sus estudios en Perú e Inglaterra, donde conoció a Francisco de Miranda, de quien obtuvo las primeras ideas sobre independencia.  Al volver a Chile, en 1802, sigue promoviendo las ideas de libertad, las que tomaron un nuevo valor en 1810, durante la Primera Junta Nacional de Gobierno. El resto es historia.

Hasta su abdicación al poder (1818-1823), distintos elementos lo acompañaron en su vida republicana. El primero es una pistola inglesa de fulminante, marca Darmen, de calibre 0.65 pulgadas, la que perteneció al general durante sus últimos años de vida. El segundo, un baúl de cuero repujado y pintado, atribuido al prócer al tener la inscripción “BDO. OHIGGINS” en su tapa. Un tercer objeto es un plato de fina confección hecho a mano, de fines del siglo XVIII. Éste fue atribuido al General O’Higgins y donado al Museo en 2003. Todos los elementos anteriores están en exhibición, permiten a la comunidad conocer e interiorizarse aún más en la historia y obra del General O’Higgins.

"Los objetos tienen la virtud de transportarnos en el tiempo y abrir una ventana que nos lleva cientos de años en el pasado. En el caso del padre de la Patria es fundamental. A veces olvidamos su importancia en la historia de Chile y fue él quien firmó la Declaración de Independencia (Talca - 1818), que dio forma a la estructura de la nación. Estos objetos se relacionan con su vida militar y familiar, porque detrás de esa figura que vemos en bronce, también está el ser humano”, explica el Director del Museo, General (R) Antonio Yakcich F.

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Su último legado

El General O’Higgins murió en el autoexilio en Perú, en 1842. Sus restos fueron repatriados en 1869, siendo sepultado en el Cementerio General. Sin embargo, el féretro en el que fue trasladado hasta su actual lugar de reposo reside en la Escuela Militar.

"Al momento de la repatriación, en enero de 1869, el catafalco de caoba rubia, fue colocado en una carroza, que llevó los restos desde la estación del ferrocarril a la Catedral de Santiago, adornada con los trofeos de armas y el ángel tocando la trompeta”, relata el integrante del Círculo Histórico, Cadete Matías Izurieta A., quien además agregó que “el féretro original está ubicado en el Museo Escuela Militar. Esta pieza única, está profundamente ligada al patronímico de nuestro instituto, ya que después de su muerte, sus restos mortales fueron traídos a Chile desde Lima, Perú. Cabe destacar que en la tripulación en la que venía el féretro, se encontraba el Guardiamarina Arturo Prat Chacón”.

Estos son solo elementos materiales que recuerdan la mortalidad del hombre que escribió las primeras líneas de la República. Con su puño y letra se crearon el Instituto y Biblioteca Nacional, vigentes hasta hoy, además de crear la Academia Militar (actual Escuela Militar) y la primera Escuadra Nacional. El Cementerio General y la abolición de los títulos de nobleza fueron grandes hitos para una república joven y con visión de futuro.

Por Nicolás Borcoski M. Periodista de la DIRECOME