En medio de la soledad del altiplano, un grupo de profesionales permanece afinando su destreza. Bajo temperaturas extremas, una unidad de morteros 120 mm del Ejército realizó su período de instrucción en el sector Ojos de San Pedro, ubicado a 4.000 m s.n.m. Las condiciones atmosféricas adversas de la zona, con vientos de hasta 80 km/hrs y -15° C., son parte del entrenamiento.

Los hombres que participaron de esta instrucción pertenecen al Batallón de Infantería N° 15 “Calama” de la Brigada Motorizada N° 1 “Calama”, quienes ejecutaron un ejercicio donde aplicaron todos los conocimientos adquiridos en planificación, primeros auxilios, tiro de fusil y tiro de mortero directo e indirecto.

El mortero es un sistema de armas de especial dificultad, en que se requiere un equipo humano de siete personas, todos preparados para su correcto uso. El entrenamiento, diurno y nocturno, permiten mantener entrenado al personal bajo distintas condiciones ambientales, que ponen a prueba las habilidades básicas de combate de los soldados que les permiten responder de buena forma en distintos escenarios geográficos.

“La importancia del entrenamiento radica en que es una de las capacidades de fuego de más larga distancia que tiene la infantería motorizada, la que nos permite ir reduciendo las capacidades adversarias a más largas distancias, antes de que llegue a un combate más cercano y aumentar las posibilidades de éxito”, explica el Mayor Pablo Morales, Comandante del Batallón de Infantería N° 15 “Calama”.

Este sistema de armas es de especial complejidad, que en este caso aumenta en consideración del terreno en que se realiza la instrucción. “El altiplano tiene variables que afectan el tiro, como la altura y la menor densidad del oxígeno. Ahí es donde el trabajo técnico de la central de tiro, del observador adelantado y el comandante de pieza, toman valor para tomar todos los datos que se requieren en relación al objetivo y poder abatirlo”, explicó el oficial, agregando que “ésta es un arma muy técnica, que requiere varias horas de entrenamiento. No es tan sencillo como un arma convencional, sino que requiere un trabajo en equipo”.

La instrucción se supera con éxito. Pero no será la última. La preparación es permanente y en cualquier lugar. Desde el altiplano, hasta la pampa magallánica.

Por Nicolás Borcoski, periodista de la DIRECOME