Grande fue la impresión del Coronel Estanislao del Canto cuando llegó al poblado de La Concepción, la tarde del 10 de julio de 1882. Luego de corroborar la muerte de los 77 integrantes del Regimiento “Chacabuco”, sus hombres, pertenecientes a la División que él comandaba, se percataron que la bandera chilena no había sido tomada por el enemigo. Se mantenía flameando sobre lo que quedaba del cuartel chileno, como una silenciosa observadora de uno de los episodios más heroicos de la historia militar chilena.

Hoy, cuando miles de jóvenes soldados juran a la bandera y se comprometen a “rendir la vida por la Patria si fuese necesario”, es justo recordar aquel pabellón de 53 x 58 centímetros, confeccionada artesanalmente por rancheras y cantineras que acompañaron a las tropas chilenas durante la Campaña de la Sierra (la última etapa de la Guerra del Pacífico). Actualmente, ese emblema se encuentra resguardado en el hall de honor de la Escuela Militar. Permanece en ese lugar desde el 9 de julio de 1982, cuando se conmemoraron los cien años del Combate de La Concepción.  

La historia de esta bandera tiene al menos dos versiones. La primera plantea que el Sargento Nicolás Rifo, quien llegó al poblado de La Concepción en las horas siguientes al combate, la conservó durante años en su casa en Puente Alto. Luego de su fallecimiento, su viuda, Dolores Miranda, la entregó a Monseñor Rafael Edwards Salas en el año 1923, autoridad eclesiástica que ordenó ubicarla junto a un altar erigido a la Virgen del Carmen en la Catedral de Santiago. Ahí permaneció por casi seis décadas hasta que, finalmente, fue donada a la Escuela Militar.

La segunda versión, y posiblemente la más ajustada a lo que realmente sucedió, plantea que fue el mismo Coronel del Canto quien la conservó hasta el año 1912, año en que el municipio de Curicó levantó un monumento en homenaje al Subteniente Luis Cruz Martínez, oficial caído en el Combate de La Concepción y quien además es hijo ilustre de la ciudad. La preciada reliquia quedó en manos de la familia curicana de Ruperto Vargas Díaz, la cual la donó al Ejército el 24 de junio de 1982. Pocos días después, el emblema fue entregado al director de la Escuela Militar de la época, Coronel Óscar Vargas Guzmán.

En estos casi cuarenta años, señala el Jefe del Departamento de Vinculación con el Medio de la Escuela Militar, Teniente Coronel Roberto Ramis C., la existencia de esta bandera ha servido para testimoniar el heroísmo de los 77 héroes de La Concepción, junto con reafirmar el compromiso de decenas de generaciones de oficiales. “Su relevancia es parte de contenidos como Ética militar o Bases conceptuales de la profesión militar. Al mismo tiempo, recuerda la misión que tenemos como soldados, de defender la soberanía y a nuestra patria”, cerró el oficial.