Brindar apoyo a las operaciones militares, es una de las principales misiones que tiene el Regimiento de Policía Militar N° 1 “Santiago”, es por lo mismo que con el fin de entrenar sus habilidades de combate y mantener dicha operatividad, cerca de 70 hombres y mujeres realizaron el ejercicio Akllay, “decisión” en lengua Quechua, momento donde se evaluó la toma de decisiones de los mandos en sus diferentes niveles y todo bajo un escenario ficticio de guerra.    

Control de pasos vehiculares, ruptura de contacto y planificación, fueron solo algunos de los escenarios que oficiales, suboficiales y soldados conscriptos debieron sortear. Claro que todo iniciaba en una maqueta o cajón de arena donde, tras recibir la misión de sus mandos, los tenientes distribuían las tareas a cada compañía, pelotón y escuadra. “Este año hicimos un trabajo con un énfasis en los comandantes, donde le dimos autonomía para que fueran capaces de aplicar el proceso de conducción de tropas en todos sus niveles”.  Fue así es como el Director del Ejercicio, Mayor Cristian Vargas, explicó uno de los focos que tenía esta instancia de entrenamiento donde cada uno era importante, ya sea decodificando el mensaje, realizando planificaciones o ejecutando una orden.  

Dentro de este mismo contexto los soldados conscriptos explotaron la oportunidad para aplicar todo el conocimiento adquirido desde que ingresaron, culminando así su Fase de Formación del Combatiente por Ocupación Militar Especializada (FFCOME). “Varios me decían que no entrara, que no lo hiciera, pero resulta que no es como todos piensan. Ha sido una experiencia bastante buena, he conocido harta gente y he hecho amistades”, con estas palabras la Soldado Conscripto Moira Torres, con tan solo 18 años, y empleada bajo una situación de posible contacto con el enemigo, relató su experiencia en el Servicio Militar.  

Situación similar es la que comenta el Cabo Patricio Robles, quien, como comandante de escuadra de este ejercicio, debió realizar un control de vehículo sospechoso y tener que solicitar apoyo a su escuadra ya que todo podía ser parte de un contacto con el enemigo. “Este es mi primer año como Suboficial de Ejército y poder ser instructor de los soldados conscriptos, además de aplicar el mando a mi escuadra es una experiencia única (…) Es un gran desafío poder aceptar la responsabilidad que nos dan los padres de estos jóvenes”, indicó el cabo Robles.  

Es así como con diversos escenarios, los comandantes pudieron realizar el cumplimiento de la misión que impartió el escalón superior, entendiendo las dificultades del terreno y zona geográfica donde la comunicación resulta clave para que toda una cadena, desde el más alto rango, hasta quienes ejecutan la orden, puedan estar en una misma sintonía.   

Por Andrés Armijo Salvadores, periodista de la Dirección de Comunicaciones Estratégicas