En el sector de Lago Fagnano, ubicado en Isla Grande de Tierra del Fuego, el Cuerpo Militar del Trabajo del Ejército trabaja incansablemente en la construcción de una ruta bimodal (terrestre y marítima) que unirá Punta Arenas con Puerto Williams. En esta obra, donde interviene maquinaria pesada, se remueve la tierra y se perfora la roca, es indispensable la presencia de personal de salud idóneo con conocimientos en primeros auxilios y trauma básico.

El Cabo 2° y Enfermero Militar de Combate Felipe Jara M., perteneciente a la Enfermería Médica Avanzada “Caupolicán” en Porvenir, presta apoyo desde el año 2016 al personal militar y civil que se desempeña en esta faena, brindando las primeras atenciones médicas en caso de enfermedad o accidentes. “Si bien existe una cultura de prevención de accidentes, se trata de un escenario donde existen diversos factores de riesgo para quienes se desempeñan ahí, como la existencia de cordones montañosos donde caen rocas, terrenos irregulares con nieve y escarcha y el mismo trabajo con maquinaria especializada”.

En esta labor, el Cabo 2° Jara señala que un Enfermero Militar de Combate debe tener una gran vocación de servicio, que es la base desde donde se forja una profesión, que se enriquece con la experiencia. Además de ello, “es indispensable tener afinidad por el área de la salud, estar habituado a salir de la zona de confort, no perder la calma y tener claro que la abnegación y el sacrificio son conceptos que se viven todos los días”. 

Su vínculo con el Ejército comenzó el Ejército el año 2010 por medio del Servicio Militar en el Regimiento N° 16 “Talca”. A pocas semanas de su ingreso le correspondió construir mediaguas en sectores rurales de la Región del Maule tras el terremoto del 27F. Ahí, efectuando un trabajo arduo y entre materiales de construcción y mucho contacto con la gente, fue descubriendo su vocación de servicio. Luego fue aceptado como Soldado de Tropa Profesional y destinado a la Brigada de Operaciones Especiales “Lautaro”, unidad donde efectuó el curso de Paracaidista. “Fue ahí donde conocí el trabajo de los enfermeros de combate como operadores de trauma, labor que me llamó la atención y motivó a continuar por esa línea de carrera”.

Luego de un año en la Escuela de Suboficiales (2013), el Cabo 2° Jara se especializó como Enfermero Militar de Combate en la Escuela de los Servicios, realizando su práctica en el Hospital Militar de Santiago. “Además de los conocimientos teóricos, aprendí la importancia de qué una reacción adecuada y oportuna puede ayudar a salvar una vida, especialmente durante un ejercicio en el campo de batalla”, indica.

Al ser destinado a Porvenir, reconoce que partió “desde cero”, con un clima extremo y a miles de kilómetros de su hogar. Desde entonces, su principal tarea es atender al personal del Destacamento Motorizado N° 11 “Caupolicán, especialmente durante sus períodos de instrucción donde nunca faltan las heridas, esguinces o enfermedades como la gripe. “El trabajo aumenta considerablemente en los períodos de postulación del contingente a la tropa profesional o a las escuelas matrices, agendando horas, revisando el estado de salud de los postulantes, completando fichas o remitiendo información a Santiago. Durante este tiempo también converso mucho con los jóvenes, conociendo sus problemas y aconsejándolos.” 

Otra de sus funciones es apoyar al personal del Ministerio de Salud en la vacunación contra la influenza, y en el último año contra el COVID – 19 o tomando muestras para los exámenes de VIH. “Creo que mi trabajo va más allá de la asistencia en un centro cínico o a los heridos en combate, porque un Enfermero Militar debe ser empático. Yo también fui soldado y entiendo cuando los pacientes sufren un trauma. Ahí debe estar uno para poner paños fríos y difundir ánimo”, sostiene finalmente.