El 30 de septiembre culminó el Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe  decretado a raíz de la pandemia por Covid  – 19. Fueron 557 días (un año y seis meses), período donde el Ejército de Chile tuvo un rol fundamental al momento de apoyar a la autoridad de salud para evitar contagios y donde más de 24 mil efectivos se emplearon en áreas tan diversas como la humanitaria, sanitaria, logística, control y fiscalización.

Una vez concluido este período llega la hora del análisis y de las lecciones aprendidas, información útil que permitirá mejorar planes de acción frente a nuevas emergencias, las cuales se han incrementado significativamente en la última década. Y quien mejor para dar a conocer las experiencias vividas que los propios protagonistas. Es el caso del teniente Cristian Muñoz G., Comandante de Pelotón Mecanizado del Regimiento de Infantería N° 1 “Buin”, quien recientemente dio una charla en la Escuela Militar a un grupo de 26 subalféreces como parte de un electivo sobre “Colaboración cívico – militar en desastres y emergencias”, lo que significó referirse a sus experiencias durante el Estado de Excepción.

En la actividad, el oficial narró sus vivencias mientras participó en controles de identidad durante las cuarentenas, controles en barreras sanitarias, patrullajes en toque de queda, seguridad de infraestructura crítica y de centros de inoculación, además del trabajo en conjunto con Carabineros de Chile. “Es importante dar a conocer estas experiencias a los futuros oficiales porque ellos tendrán que desenvolverse en escenarios distintos a la guerra y de diversa complejidad, con lo cual ya tendrán elementos a considerar al momento de tomar decisiones”.

El Teniente Muñoz reconoce el alto interés de los subalféreces por conocer detalles de los procedimientos del personal militar, efectuados en diversas comunas de la Región Metropolitana. “Personas que no respetaban el toque de queda ni los aforos, otras en estado de ebriedad, accidentes de tránsito, agresiones verbales al personal fiscalizador, manifestantes con barricadas, etc. Todo esto generó un alto grado de incertidumbre ya que junto a la pandemia hubo movilizaciones sociales por los retiros de las AFPs y aniversarios de fechas emblemáticas, entre otros hechos. De ahí la importancia de las lecciones aprendidas”     

El oficial ingresó a la Escuela Militar el año 2010. Durante sus años como cadete participó en la Banda de Guerra, escogiendo finalmente el Arma de Infantería. Su primera destinación fue el entonces Regimiento Reforzado N° 1 “Calama” donde se desempeñó en la Compañía de Morteros, 2da Compañía de Fusileros Motorizada y finalmente en la Agrupación Antiblindaje. De la aridez del desierto regresó a Santiago el año 2019 integrándose al Regimiento “Buin”, unidad donde ha participado en la activación del “Código Azul” (albergues temporales en invierno para personas en situación de calle), labores de seguridad a las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales del Ejército (BRIFEs) en la zona centro sur e instrucción a alumnos de escuelas matrices y escuelas de armas, entre otras tareas.

Recuerda su experiencia en el segundo aluvión de Atacama (mayo de 2017), emergencia donde participó en labores de seguridad y orden público, pero también extrayendo barro de las casas empleando pala y carretilla. En ese aspecto, siente que los integrantes del Ejército están cada vez más comprometidos con la comunidad. “Si bien aspiro a ser un especialista primario (oficial de Estado Mayor) y seguir la línea de carrera en el área de Inteligencia, mi primer deber es estar donde el Ejército me llame, y en esa circunstancia, aplicar todos mis conocimientos y ser profesional cien por ciento”, afirma finalmente.