Queridas amigas:
Me siento muy feliz al tener la posibilidad de escribir estas líneas, estas palabras y sentimientos que están dirigidos a cada una de ustedes. En primer lugar agradezco a Dios la oportunidad de poder servir –a través de la Fundación de Señoras del Ejército– a las miles de familias que forman parte de nuestra querida y gloriosa institución.
Sólo hace unos días, el viernes 7 de marzo exactamente, recibí de parte de Anita María Pinochet de Fuente-Alba, la presidencia de esta noble entidad. Agradezco a Anita María y a sus colaboradoras, el gesto amigable y amoroso de otorgarme toda la información necesaria para entender con mayor profundidad el quehacer de la organización y, al mismo tiempo, conocer todo lo relacionado con su administración, un factor que es siempre muy importante para el buen éxito de todo cometido.
Creo firmemente que la confianza y el amor son los elementos centrales para llevar adelante toda empresa de voluntariado, más aún cuando ellas se sustentan en el afán de poder brindar apoyo a las personas y a sus respectivos grupos familiares. Deseo de todo corazón que cada una de ustedes y sus familias me permitan compartir inquietudes y aspiraciones, esos anhelos que pueden hacer que nuestras vidas sean más humanas y centradas en valores permanentes, esos valores que son los únicos capaces de llevarnos hacia la verdadera felicidad.
Estoy consciente de lo difícil que es interpretar la particularidad de cada una de ustedes queridas amigas, me esforzaré con todas mis capacidades para lograrlo. Toda mi labor la realizaré con mucho cariño, a fin de poder llegar al interior de sus hogares y así intentar ser una facilitadora de acciones que mejoren la calidad de vida de ustedes y su amado grupo familiar; anhelo poder brindarles las oportunidades de crecer como personas, de estimular sus dones en lo artístico, en lo social o en cada una de las áreas en las que juntas podamos servir de alivio a quienes estén enfrentando dificultades de cualquier índole.
Asimismo, deseo poder ser una inteligente y efectiva fuente de conexión entre sus familias y el sistema de bienestar del Ejército, con el propósito que en conjunto se puedan materializar iniciativas que vayan en procura de mejorar la calidad de vida en nuestras villas, y especialmente ser fuentes de apoyo para las familias que hoy deben sobrellevar complicados y dolorosos tratamientos de salud en distintos centros hospitalarios del país.
El desafío es muy grande, pero creo que entre todas podemos lograr cosas maravillosas para el bien de la familia militar.
Finalizo este afectuoso saludo invitándolas a todas a hacer vuestro, nuestro lema.
“AYUDAR ES RECIBIR”
Marianne Stegmann de Oviedo
Presidenta
Fundación de Señoras del Ejército de Chile