Los países tienen distintos puntos en común y América del Sur no es excepción en cuanto a cómo conmemorar las batallas y hechos de armas que dieron forma a sus naciones. Una manera es mediante el “Soldado Desconocido”, un combatiente cuyos restos no lograron ser identificados, pero cuya existencia representa a los miles de militares que en un momento de la historia rindieron la vida por una causa común.

En el caso chileno existen distintos lugares que resguardan algunos de los cuerpos rescatados y que corresponden a soldados enrolados en el Ejército durante de la Guerra del Pacífico (1879-1884) y cuyos sepulcros están a plena vista de la comunidad.

En la Plaza de la Ciudadanía y en el Cementerio General, en Santiago, además del Morro de Arica, son los principales lugares donde se rinde tributo a quienes dieron la vida por el país y donde descansan los restos de soldados de uniforme azul y rojo de la Guerra del Pacífico.

Respecto a su significado y valor, desde el Departamento Cultural, Histórico y de Extensión del Ejército explican que no hay espacio a dudas: “conmemoran la victoria de nuestro país en la Guerra del Pacífico -la contienda más relevante de nuestra historia republicana- y a los combatientes anónimos que la hicieron posible. Por esta razón, la ubicación de estas tumbas en diferentes lugares públicos buscaba honrar la memoria de todos aquellos héroes que han sostenido las victorias de Chile desde nuestra Independencia”.

En la cima del Morro, existe un monolito en honor de estos combatientes, cuya inscripción refleja el simbolismo detrás de cada “Soldado Desconocido”: “En un lugar de la historia tu nombre ignorado espera. La bayoneta dormida quedó en la pampa desierta. ¡Que redoblen los tambores y que vibren las cornetas! ‘Soldado Desconocido’, ¡Hoy tus hijos te despiertan!”

Sus identidades podrán seguir siendo anónimas, pero su valor y arrojo seguirá haciendo eco en las páginas de la historia de Chile, y que dieron forma al país que conocemos hoy.